7. Historia de la medalla en México La historia de las medallas no es tan antigua como la de las monedas; se remonta al siglo XV en Italia, donde el pintor Pisano de Verona fue el primero en acuñar piezas con propósitos estrictamente artísticos y no comerciales. Su intención no era conmemorar algún evento u honrar a algún hombre ilustre tras su muerte, sino que las piezas sirvieran como un sustituto del retrato al óleo. Las familias nobles italianas dieron una calurosa bienvenida a este nuevo arte que no sólo representaba sus rasgos con toda la precisión de la pintura, sino que además, los plasmaba en un material que se consideraba imperecedero. El arte de la medalla arribó a la Nueva España durante el reinado de la Casa de Borbón. Indice
7.1. La medalla durante la Colonia Durante el virreinato, la función de las medallas era conmemorar proclamaciones reales y otros actos públicos; es decir, rendir homenaje a los monarcas españoles. Estas medallas se conocen como de proclamación o juras y muchas de ellas son anónimas, lo que significa que se desconoce el nombre del grabador de sus cuños. El arte de la medalla arribó a la Nueva España durante el reinado de la Casa de Borbón con el rey de España Felipe V, quien gobernó de 1700 a febrero de 1724 y de agosto de ese año a 1746. Al inicio del segundo reinado de Felipe V apareció una medalla de proclamación de Luis I, quien reinó por unos meses en 1724. Esta medalla acuñada en plata, de grabador anónimo como la mayoría, presenta en el anverso a Luis I de perfil derecho, vestido con el hábito de la orden del Toisón de Oro, rodeado de la leyenda en latín: “Luis I por la gracia de Dios rey de España, año de 1724”. En el reverso aparece el escudo de la ciudad de México (un castillo sobre líneas onduladas custodiado por un par de leones rampantes; es decir, apoyados sobre sus patas traseras y con las patas delanteras levantadas) y la leyenda en latín: “Emperador de las Indias”. Aparece también, detrás del castillo, la palabra “México”. Se conocen por lo menos tres medallas de proclamación correspondientes al reinado de Fernando VI (1746-1759). Fueron hechas en la Nueva España por autores desconocidos y están grabadas con el año 1747. La primera de ellas fue grabada en la Ciudad de México. En el anverso aparece, al centro, el monarca de medio cuerpo y de perfil derecho; vestido con casaca y porta una peluca. En la mano derecha sostiene un rollo de papeles mientras que con la izquierda apunta hacia el horizonte. En el perímetro se lee la leyenda en latín: “Fernando VI por gracia de Dios rey de España”. En el reverso aparece el motivo del águila sobre el nopal que luego se convertiría en el escudo del México independiente. Otras dos medallas de proclamación de Fernando VI fueron grabadas en Veracruz, también en 1747. La primera tiene en su anverso el busto del rey de perfil derecho, con peluca de pelo largo rizado; de su pecho cuelga el Toisón de Oro. En el perímetro se lee la leyenda abreviada en latín: “Fernando VI por gracia de Dios rey de España y de las Indias”. En el reverso se ve el escudo de armas de la ciudad de Veracruz, que consistía en un castillo de tres torres con puerta central, sobre agua y con una cruz en la parte superior. En el perímetro se lee la inscripción abreviada en latín: “Proclama de Veracruz año de 1747”. La segunda medalla grabada en Veracruz es muy similar a la anterior, sólo que en el anverso aparece el rey vestido con armadura. Una de las primeras medallas en la que aparece el nombre del grabador es la medalla de proclamación de Carlos III (1759-1788) dedicada a la ciudad de México. Fue diseñada por el español Alejo Bernabé Madero en 1760 y acuñada en plata. En el anverso se ve al monarca de perfil derecho portando el collar de la orden del Toisón de Oro, rodeado de la leyenda abreviada en latín: “Carlos III por gracia de Dios rey de España”. También se lee: “Proclamación México 1760”. En el reverso aparece el escudo de la ciudad de México adornado de hojas y flores; en el perímetro se lee la leyenda abreviada en latín: “Testimonio de fidelidad y de alegría pública”. Esta medalla está mucho mejor lograda que las anteriores, dedicadas a Felipe V y a Luis I. Muchas de las mejores medallas del periodo colonial fueron producidas para celebrar la coronación de Carlos III. Además de la pieza mencionada, también se encuentra la medalla diseñada por Francisco Casanova, nacido en Zamora, España, en 1734. Casanova estudió en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y, debido a su gran talento, fue designado director de grabado de la Casa de Moneda de México. Su medalla de Carlos III fue acuñada en oro y en plata con el siguiente diseño: en el anverso aparece el busto del rey de perfil derecho y con una abundante cabellera. La leyenda del perímetro reza en latín: “Carlos III Borbón Rey Católico”. En el reverso aparece la figura de la diosa Diana con un estandarte en la mano derecha levantada. La leyenda reza abreviada y en latín: “Carlos III, rey de España y de las Indias, la ciudad de San Miguel en la Nueva España para su augusta proclamación con fecha de 19 de abril de 1761”. Sin duda el grabador más importante del periodo colonial fue el también zamorano Gerónimo Antonio Gil. Nacido en 1731, fue uno de los primeros alumnos de la Academia de Bellas Artes de Madrid. Por su talento fue propuesto para un puesto de grabador en la Casa de Moneda de la Nueva España. Después de trabajar en ese lugar y de dar clases de grabado en el mismo taller donde se acuñaban las monedas, en 1779 propuso al virrey Martín de Mayorga la creación de una escuela especializada. Así, el 4 de noviembre de 1781 fue inaugurada la Academia de las Tres Nobles Artes de San Carlos (pintura, escultura y arquitectura), con Gil como primer director. Al tiempo que trabajaba como grabador en la casa de moneda, Gil diseñó varias de las más hermosas medallas de la Nueva España. La primera de ellas, fechada en 1778, es una medalla de proclamación de Carlos III, acuñada en oro, plata y bronce. En el anverso aparece el busto del rey ricamente ataviado y con el collar de la orden del Toisón de Oro. En el reverso se ve un personaje sentado a la mesa sobre un pedestal, rodeado de cuatro figuras femeninas vestidas con togas romanas, una de las cuales está a punto de coronar con laurel al primero. Debajo del pedestal, dos figuras masculinas contemplan la escena. La leyenda dice: “Carlos III padre de la patria y protector de las ciencias. Vence y triunfa el más prudente”. Esta alegoría de la victoria es un fiel reflejo del estilo neoclásico que Gil impondría como norma en la Academia de San Carlos. Para celebrar el nacimiento del príncipe Fernando en 1784, futuro rey de España con el nombre de Fernando VII, el grupo de mineros de México le dedicó una medalla, misma que fue diseñada por Antonio Gil en 1785. En el anverso aparece el busto de perfil derecho del rey Carlos III (1759-1788), enfrentado a los príncipes de Asturias (Carlos –futuro Carlos IV– y María Luisa), quienes se ven de perfil izquierdo. Debajo de ellos se muestra al príncipe Fernando, noveno hijo de Carlos IV y quien arribaría al trono español en 1808 con el nombre de Fernando VII, también de perfil izquierdo. En el perímetro se lee en latín: “Carlos III rey de España. Carlos y Luisa, hijos. Fernando, más reciente vástago”. En el reverso se muestra una escena que ilustra el trabajo del gremio minero. En 1788 Gil diseñó una medalla fúnebre por la muerte de Carlos III. En el anverso se aprecia el perfil de Carlos III en edad avanzada y vestido a la manera de la orden del Toisón de Oro. En el perímetro se lee en latín: “Carlos III rey de España y de las Indias. La Academia mexicana a su fundador”. En el reverso se ve la tumba del rey rodeada de la leyenda en latín: “Quien hizo renacer las artes liberales”; en el exergo se lee: “Muerto será amado”. En 1790 Gil diseñó una medalla de proclama de Carlos IV dedicada a los mineros de la ciudad de Guanajuato. Esta medalla es considerada una de las más bellas del periodo colonial. Su anverso tiene dos variedades: en la primera aparece la efigie de perfil de Carlos IV, mientras que en la segunda se le ve acompañado de la reina María Luisa. En el reverso se observa el interior de una mina, en la que un grupo de mineros se encarga de diferentes tareas. La leyenda es: “Aclamado en la ciudad de Guanajuato por sus leales mineros”. En el exergo se ve la fecha: “El 23 de octubre de 1790”. Finalmente, la obra cumbre en la carrera de Gerónimo Antonio Gil como grabador es la medalla conocida como “El Caballito”, en la que se reproduce la estatua ecuestre de Carlos IV creada por Manuel Tolsá y que se encuentra actualmente en la plaza del mismo nombre en la ciudad de México. En el reverso de la pieza se aprecia la reproducción de perfil de la mencionada estatua. En el anverso se aprecian los bustos de perfil de Carlos IV y de su esposa; en el perímetro se lee en latín: “Carlos IV y Luisa reyes de España y de las Indias”. La pieza está firmada tanto por Gil como por Tolsá. Las crónicas de la época cuentan que cuando fue inaugurada la escultura de Tolsá en 1802, se lanzaron desde los balcones tres mil de las medallas en plata grabadas por Gil. A la muerte de Gil el 18 de abril de 1798, Tomás Suria, su discípulo favorito, ocupó su puesto como grabador principal en la casa de moneda y como director de la Academia de San Carlos. Sin alcanzar los niveles de su maestro, Suria diseñó medallas de extraordinaria calidad. Como muestra está la pieza dedicada por Carlos María de Bustamante (historiador y político) a Fernando VII con motivo de su llegada al trono. En el anverso se ve un retrato de perfil del nuevo monarca ataviado con una capa y la leyenda: “Fernando VII el deseado de España y de las Indias” y también “Padre de un pueblo libre”. En el reverso aparece una escena en la que conviven un león y un águila con una corona radiante en la parte superior. Debajo de la corona aparecen dos manos entrelazadas. Cabe recordar que en ese momento Fernando VII había sido capturado por Napoleón Bonaparte, quien impuso a su hermano José como rey de España. En consecuencia, una medalla de jura de lealtad como la descrita resultaba muy significativa. Otra medalla de Suria que resulta sumamente interesante por ser fiel reflejo del difícil momento que se vivía en la Nueva España tras la abdicación de Fernando VII a favor de José Bonaparte en 1808, es la medalla conocida como “Industria y valor”. Se trata de una pieza acuñada en plata y de forma oval: en el anverso aparece el busto de perfil del depuesto monarca; en el reverso se ve un par de personajes abrazados que representan al ingenio (el dios griego Hermes, portando un casco alado) y al valor (un hombre con armadura y lanza). La leyenda del perímetro dice: “La industria y el valor se unirán en defensa del monarca”. Finalmente, Suria realizó otra medalla con un fuerte contenido político también por encargo de Carlos María de Bustamante, que ilustra además las corrientes neoclásica y barroca que predominaron en la Academia de San Carlos bajo su dirección. Se trata de la medalla conmemorativa de la instalación de la Suprema Junta Central de Españas e Indias, órgano que fungió como poder ejecutivo y legislativo en España en representación de Fernando VII durante la ocupación napoleónica (1808-1813). En el anverso se aprecian tres personas sentadas a una mesa situada sobre una plataforma. En el fondo se ve una galería de estilo romano con varias esculturas en sus nichos. La leyenda de la parte superior es: “Todo renace”. Y continúa en el exergo de esta manera: “A la inmortalidad, por la dichosa instalación de la Suprema Junta Central de España e Indias, hecha el 25 de septiembre de 1808”. En el reverso se muestra a dos figuras de pie que representan al nuevo y al viejo mundo. Después de Gerónimo Antonio Gil y Tomás Suria, el más importante grabador de medallas de la Colonia fue Francisco Gordillo, español de nacimiento al igual que Gil y Suria. Gordillo fue grabador de la Casa de Moneda de Sevilla y de la Casa de Moneda de Madrid y en 1800 fue nombrado grabador principal de la Casa de Moneda de México. En 1809 diseñó una medalla a petición del Colegio de Santa Cruz de Antequera (Oaxaca) como muestra de lealtad al nuevo rey, Fernando VII. En el anverso aparece el busto de perfil izquierdo del rey Fernando VII con pelo corto. Está vestido de uniforme militar, con la orden del Toisón de Oro y otras condecoraciones al pecho. En el corte del brazo izquierdo se lee el nombre del grabador (“F. Gordillo”) y la marca de la ceca. En el perímetro se lee “Fernando VII”, seguido de un fragmento de un verso de Horacio en latín que significa: “Mucho tiempo tardes en volver al Cielo, contento de estar entre tu pueblo fiel. Año de 1809”. En el reverso se muestra una figura femenina sentada, que representa la monarquía española, vestida con casco, armadura y túnica, con un resplandor encima. Con la mano derecha sostiene una cadena, que arranca de una corona que está en su otra mano. Con el pie derecho aplasta un monstruo con figura de reptil, que simboliza al ejército de Napoleón. Todo ello simboliza la lucha de España por librarse de la invasión napoleónica, iniciada en 1808. En 1810 grabó una interesante medalla conmemorativa de la batalla del Monte de las Cruces ocurrida el 30 de octubre de 1810 entre el ejército insurgente, comandado por Hidalgo y Allende, y las fuerzas realistas, con el coronel Torcuato Trujillo a la cabeza. En el anverso de la pieza aparece sólo la siguiente leyenda: “Al excelentísimo Señor Venegas. Al regimiento de las tres villas y demás tropas que con sus comandantes Trujillo, Mendívil y Bringas sostuvieron la gloriosa acción del Monte de las Cruces”. La inscripción hace referencia al virrey Francisco Xavier Venegas, al mencionado coronel Trujillo y a los oficiales realistas José Mendívil y Antonio Bringas. En el reverso se aprecia una imagen de dicha batalla finamente grabada en la que oficiales españoles, a pie y a caballo, desempeñan diversas tareas militares. En la parte superior aparece un busto de perfil de Fernando VII resplandeciente, flanqueado por un león y un infante. En 1814, Gordillo grabó una pieza encargada por el obispo de Antequera (Oaxaca) para conmemorar el regreso de Fernando VII al trono español. En el anverso aparece el busto de perfil del monarca coronado de laurel; la leyenda del perímetro dice: “Fernando VII por la gracia de Dios rey de las Españas. 1814”. En el reverso aparecen dos guerreros que simbolizan a España y a América; entre ellos aparecen dos mundos coronados bajo un sol radiante. En general, Francisco Gordillo se distinguió por sus medallas de proclamación de Fernando VII y por la de proclamación de Agustín de Iturbide como emperador de México. 7.2. La medalla del México independiente durante el siglo XIX El grabador José María Guerrero, nacido en la ciudad de México, fue el primero en realizar medallas conmemorando la Independencia de México. Antes de ello, había realizado numerosas medallas de proclamación de Fernando VII, incluyendo una encargada por la Real y Pontifica Universidad de México. Una vez consumada la Independencia, continuó realizando piezas por encargo oficial. La primera de ellas, acuñada en plata y en cobre, es la llamada medalla del Ejército Trigarante que tiene en el anverso dos mundos (el viejo y el nuevo), cada uno con una cadena desatada. En la parte superior se ven tres círculos entrelazados con la inscripción en latín: “Independencia, religión, unión”. En el perímetro se lee también en latín: “Con la triple garantía desató a un orbe del otro”. En el reverso se ve solamente una corona de laurel acompañada de la leyenda en latín “Primera época” en la parte superior y, en la inferior, la firma del grabador. Existe otra versión de la misma pieza en la que todas las leyendas aparecen en español. En octubre de 1821, Guerrero grabó una medalla de proclamación de la Independencia de México. En el anverso aparece solamente la leyenda: “Méjico en la solemne proclamación de la independencia del imperio. A 27 de octubre de 1821”. En el reverso aparece por primera vez el águila coronada, vista de perfil y parada sobre un nopal. Éste se sitúa encima de una roca en la que se lee el nombre del grabador. Guerrero realizó tres medallas de proclamación de Agustín de Iturbide como emperador de México. La más interesante de todas, y una de las más bellas del siglo XIX mexicano, tiene en el anverso una mujer india coronada que, representando a la patria mexicana, entrega a Iturbide una corona y una espada. En la parte superior aparecen un cáliz, una cruz, un racimo de uvas y una espiga de trigo, elementos que representan la religión católica. El conjunto aparece rodeado por un resplandor. La leyenda dice en latín: “Por la religión y la patria”. El significado de esta escena es que tanto la religión como la patria entregan el poder al emperador. En el reverso se muestra un águila con la serpiente en el pico, sosteniendo con las garras una bandera en la que se lee en latín: “Agustín de Iturbide. Vencedor valeroso forjador de la libertad de su patria. Año 1 del imperio mexicano”. Esta pieza fue idea del propio Guerrero, lo cual llama la atención debido a que la mayor parte de las medallas de la época se hacían por encargo. En 1823, el ya mencionado Francisco Gordillo también grabó una medalla conmemorativa de la coronación de Iturbide como emperador. En el anverso aparecen las efigies de Iturbide y Ana María, su esposa y emperatriz de México por un breve lapso, ambas coronadas (él de laurel y ella con una tiara). La inscripción dice: “Agustín y Ana en su feliz exaltación al trono imperial de México. Año 1823”. En el reverso se ve en la parte superior un ojo resplandeciente que representa a la Divina Providencia, y bajo él aparecen un cetro, una corona y una espada sobre una almohada. En la parte inferior se lee la inscripción: “Al libertador de la patria. Al fundador del Imperio. Al invicto Agustín I en monumento de lealtad el Consejo de Estado”. Se menciona al Consejo de Estado pues fue este órgano de gobierno el que encargó a Gordillo realizar la pieza. Finalmente, José María Guerrero grabó en 1824 una medalla con la efigie de Guadalupe Victoria, primer presidente de México, conocida como “Peso de Victoria”. Originalmente, la pieza sería una moneda de ocho reales en cuyo reverso aparecería el busto del presidente. Sin embargo, a éste le pareció incompatible con el orden republicano que el presidente apareciera en una moneda, gesto más bien propio de una monarquía, por lo que rechazó el diseño. Entonces Guerrero decidió, para no desperdiciar los troqueles, acuñar con ellos una medalla conmemorativa en oro, plata y cobre. En el anverso aparece el busto de Guadalupe Victoria, visto de perfil derecho y vestido de uniforme. La leyenda es: “El excelentísimo don Guadalupe Victoria presidente 1º de la”, y continúa en el reverso: “República Mexicana”. Aparece también en el reverso por primera vez la imagen que más tarde se convertiría en el escudo nacional: el águila vista de perfil izquierdo parada sobre un nopal devorando una serpiente, con unas ramas de laurel y encina debajo. En 1843 el grabador Luciano Rovira, alumno de Gordillo, diseñó una medalla muy interesante para conmemorar la constitución centralista de 1843 que estuvo vigente por tres años. En el anverso de la pieza se muestra la efigie de una mujer que representa a la Libertad. Está sentada y aparece con un cetro en la mano izquierda y, bajo el brazo derecho, unas tablas grabadas en las que se lee la palabra “Ley”. Detrás del conjunto se ve un hacha, que representa el castigo para quienes intentan pasar por encima del orden. En el reverso se lee la leyenda: “Jura de la Constitución mexicana en 1843”, enmarcada por hojas de laurel. Una vez muertos los últimos herederos artísticos del grabador Gerónimo Antonio Gil (Gordillo murió en 1830 y Guerrero algunos años después), el arte de la medalla decayó en México. Fue hasta la época del Segundo Imperio (1864-1867) cuando renació gracias a los diseños de Antonio Spíritu, Sebastián Navalón y Cayetano Ocampo. Los tres estudiaron en la Academia de San Carlos con el afamado grabador inglés John James Baggally, quien había sido contratado en 1846 y fue uno de los responsables de dar nuevo vigor al arte de la medalla en México. Los tres fueron, además, los encargados de diseñar las monedas Imperiales. Ocampo grabó una muy bien lograda pieza en plata para conmemorar la restauración de la Orden de Guadalupe (creada por Iturbide) durante el gobierno de Maximiliano de Habsburgo, así como para proclamar la coronación de éste. En el anverso aparece la efigie del emperador de perfil izquierdo rodeada de la leyenda: “Maximiliano Emperador 1865”. En el reverso se muestra la figura canónica de la virgen de Guadalupe. La leyenda del perímetro dice en latín: “No hizo nada semejante por ninguna otra nación”. Existe otra versión de esta medalla en la que en el anverso aparecen tanto la efigie de Maximiliano como la de su esposa Carlota. Ocampo y Navalón crearon otra bella medalla durante el Segundo Imperio que combina elementos imperiales y prehispánicos. En el anverso aparecen los bustos de Maximiliano y Carlota acompañados de la leyenda: “Maximiliano y Carlota Emperadores”. En el reverso se muestra una reproducción de la Piedra del Sol junto a la leyenda: “Imperio Mexicano”. Una vez restaurada la República en 1867, las medallas de proclamación y de juramento de lealtad desaparecieron. En su lugar, y en particular durante el Porfiriato, surgieron medallas que conmemoraban el progreso material del país. Un ejemplo de ello es la medalla en plata, de autor desconocido, acuñada en 1892 en conmemoración de la primera barra de plata refinada en la Hidalgo Smelting Company, empresa minera asentada en Sultepec, Estado de México. En el anverso de la misma aparece la leyenda en inglés: “Recuerdo de la Hidalgo Smelting Company. Hecho de la primera barra de plata. Sultepec, México. 1892”. En el reverso aparece una imagen de los talleres de fundición vistos por afuera, acompañada de diversas fechas de importancia para la compañía. Una curiosa y muy interesante medalla del periodo porfirista, por ir en contra del espíritu de la época, fue la grabada por Cayetano Ocampo para conmemorar el centenario del nacimiento de Agustín de Iturbide en 1883. En ese momento, Iturbide (quien fue fusilado por traición a la patria en 1824) era repudiado y, con la memoria del Imperio de Maximiliano aún muy fresca, resultaba peligroso recordar al primer emperador mexicano. Con todo, Ocampo grabó la medalla referida con el siguiente diseño: en el anverso, la efigie de perfil izquierdo de Iturbide con la inscripción “Agustín de Iturbide” encima y la firma del grabador debajo. En la parte inferior se lee: “27 de septiembre de 1883”. Al centro del reverso se observa la leyenda: “Nació en 27 de septiembre de 1783. Consumó la Independencia de México en 27 de septiembre de 1821”. 7.3. La medalla en México durante el siglo XX y comienzos del XXI Durante el siglo XX se fue haciendo cada vez menos usual que grandes grabadores y escultores realizaran y firmaran medallas. Muchas de ellas fueron emitidas por el Banco de México y por la Casa de Moneda de México para conmemorar diversos aniversarios cívicos o culturales. Sin embargo, durante la primera década del siglo XX, en México se acuñaron medallas atribuidas a grandes grabadores. Por ejemplo, el renombrado escultor y grabador francés Charles Pillet realizó una medalla en la que aparece en el anverso un magistral retrato de Porfirio Díaz. Pillet fue quien diseñó también la moneda de un peso conmemorativa del centenario de la Independencia conocida como “peso de caballito”, acuñada entre 1910 y 1914. Los grabadores E. Moral y E. Alciate diseñaron en 1901 una bella medalla para conmemorar la realización de la Segunda Conferencia Panamericana en la ciudad de México. En el anverso aparece en el perímetro la leyenda: “Segunda Conferencia Panamericana. Noviembre de 1901”. En el centro se lee: “Visita de los delegados a la Casa de Moneda de México”. En el reverso aparecen dos figuras femeninas sentadas sobre un globo terráqueo: una representa el trabajo y la otra la unión. En el perímetro se lee en latín: “Trabajo y Unión”. Un ejemplo más de una medalla firmada por un gran artista es la pieza ganadora del concurso para festejar el primer centenario de la Independencia en 1910. Se trata de la medalla realizada por Manuel Centurión. En el anverso aparece el busto de Miguel Hidalgo coronado con laurel por un ángel y flanqueado por dos figuras femeninas que representan la Ley y la Paz. En el fondo aparece la fachada de la catedral de la ciudad de México y a la derecha la silueta del Popocatépetl. Un frondoso árbol completa el conjunto. La leyenda del perímetro dice: “Centenario de la Independencia Mexicana”. En el reverso se ve al padre Hidalgo llamando a las armas a un grupo de gente, con la fachada de la catedral de Dolores en el fondo. La leyenda dice: “16 de septiembre de 1810”. Otra medalla conmemorativa del primer centenario de la Independencia fue la realizada por la prestigiosa casa Tiffany de Nueva York. En el reverso aparece una mujer vestida con una túnica representando a la Victoria; en la mano derecha sostiene una espada y en la izquierda una antorcha. En el anverso aparece la siguiente leyenda enmarcada en una corona de roble y laurel: “La República Mexicana en el primer centenario de la proclamación de su Independencia 1810-1910”. Al avanzar el siglo XX se hizo costumbre que el gobierno federal (o los gobierno estatales) acuñaran medallas para conmemorar diversos acontecimientos. También es costumbre que organizaciones privadas y empresas manden acuñar medallas para celebrar aniversarios y otros eventos. A continuación se mencionan algunas de las más significativas entre las ordenadas por el Banco de México. En 1957 se grabó en oro una medalla para conmemorar el centenario de la Constitución de 1857. En el anverso aparece la efigie de una mujer, de pie y vestida con túnica, sosteniendo un libro abierto en el que se lee “Constitución 1857”. En el fondo se ve la república mexicana iluminada por un sol resplandeciente. En el reverso se muestra una reproducción de la asamblea constituyente, con los diputados en sesión plenaria. Una variante de esta medalla muestra en el anverso el águila parada en el pie izquierdo sobre un nopal que nace de una peña entre las aguas de la laguna y agarrando con el derecho una culebra con actitud de despedazarla con el pico. En el perímetro se lee: “República Mexicana”. En el reverso aparece el busto de Don Benito Juárez García. En 1962 se grabaron dos medallas en oro para conmemorar el centenario de la Batalla de Puebla, ocurrida el 5 de mayo de 1862. La primera muestra en el reverso la figura a caballo de Ignacio Zaragoza, quien comandó a las fuerzas mexicanas que triunfaron sobre los invasores franceses, acompañada de un cañón y municiones. En el anverso aparece el escudo nacional. El reverso de la segunda pieza es distinto. En el centro se ve la efigie de Zaragoza de tres cuartos, enmarcado por hojas de laurel. En 1963 surgió una medalla muy interesante en conmemoración de la recuperación del Chamizal por parte de México. Este territorio, de 2.4 kilómetros cuadrados y ubicado en la frontera con Estados Unidos entre las ciudades de El Paso y Ciudad Juárez, pasó del lado norteamericano tras un desbordamiento del Río Bravo en 1864. En 1895, ciudadanos mexicanos demandaron ante una corte local que ese territorio fuera devuelto a México. Tras casi setenta años de litigio, en 1963 los gobiernos de ambos países firmaron un acuerdo mediante el cual se devolvió el Chamizal a México. La medalla conmemorativa del acontecimiento presenta dos variantes: en la primera se muestran en el anverso las banderas entrelazadas de México y de Estados Unidos, con un símbolo encima que representa la frontera entre ambos países. La leyenda del perímetro dice: “Recuperación del territorio del Chamizal”. En la parte inferior se ven las fechas: “1864 1963”. En el reverso aparecen los bustos enfrentados de los presidentes Adolfo López Mateos y John F. Kennedy, con su nombre debajo. En medio de ambos se ve la efigie de Benito Juárez sentado, sosteniendo en la mano un pergamino en el que aparece el apotegma: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. La leyenda del perímetro dice: “Justicia revolucionaria de pueblos amigos”. La segunda variante de esta medalla muestra en su anverso una balanza (que representa la justicia) que tiene en sus platillos las banderas de México y de Estados Unidos. En la parte superior se lee: “Equidad Justicia Amistad”. En la parte inferior aparece la fecha “29 de Agosto”, día en que se firmó en el año de 1963 el tratado de devolución del Chamizal. En el reverso aparece el rostro de Juárez flanqueado por los de López Mateos y Kennedy. Debajo se ven unas manos entrelazadas como símbolo de amistad entre los dos países. En la parte superior se lee: “1864 Iniciación – Culminación 1963”. Posteriormente, en 1967 apareció una medalla en conmemoración del cincuenta aniversario de la Constitución de 1917. En el anverso se muestra la efigie de perfil izquierdo de Venustiano Carranza, acompañada de las fechas “1917-1967”. En el perímetro se lee la leyenda: “Cincuentenario de la Constitución”. En el reverso se ve una escena del congreso constituyente en sesión. La inscripción del perímetro reza: “Congreso Constituyente de los Estados Unidos Mexicanos 1917”. También en 1967 se puso a la venta una medalla conmemorativa del centenario de la victoria de la República sobre el imperio de Maximiliano. En el anverso se muestra la efigie de Benito Juárez de tres cuartos enmarcada por la leyenda: “Centenario - Victoria de la República”. En el reverso aparece una escena que reproduce la rendición de Maximiliano ante un miembro de las fuerzas republicanas (ambas figuras van a caballo). En el mismo año, se emitió una medalla en oro conmemorando el cincuentenario de la fundación de la Escuela Médico Militar. En el anverso aparece en primer plano la efigie de tres cuartos de Venustiano Carranza, pues durante su mandato fue creada dicha escuela (con el adjetivo “Constitucionalista” en el nombre), sucesora de la Escuela Práctica Médico Militar fundada en 1881 por el presidente Manuel González. En el fondo se muestra la fachada de la escuela. La leyenda superior dice: “Escuela Médico Militar”; la inferior dice: “Fundación 1917”. En el reverso aparecen las efigies de perfil derecho de los generales Guadalupe Gracia García y Enrique Cornelio Osorio Martínez, fundadores de la escuela. En el perímetro superior se lee la inscripción: “Cincuentenario 1967”. En 1972 se conmemoró el centenario del fallecimiento de Benito Juárez y ese año fue declarado “Año de Juárez”. Se emitieron dos medallas diferentes por parte del Banco de México. En la primera aparece en el anverso una reproducción de la estatua de Benito Juárez que se encuentra en Palacio Nacional, la cual fue fundida empleando el metal de cañones del bando conservador usados durante la Guerra de Reforma. En dicha estatua aparece Juárez sentado. En el reverso se reproduce la placa que está al pie de la mencionada estatua, la cual dice: “Los cañones quitados en 1860 por el Ejército Liberal a las tropas del Partido Conservador en las batallas de Silao y Calpulalpan y fragmentos de los proyectiles disparados por la artillería francesa contra Puebla de Zaragoza durante el sitio de 1863 dieron el metal con que se fundió esta estatua”. La segunda medalla tiene en el reverso el busto de Juárez enmarcado por el apotegma: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. En el anverso aparece el escudo nacional de la época juarista, con el águila vista de frente con las alas desplegadas. En la parte superior se lee: “Año de Juárez”, y se ven las fechas 1806 (nacimiento del prócer), 1861 (año del triunfo liberal en la Guerra de Reforma), 1872 (año de su muerte) y 1972 (fecha de la acuñación de la pieza). El Banco de México también ha emitido medallas en oro y en plata conmemorativas de varios aniversarios de su fundación. Por ejemplo, cuando cumplió cuarenta años en 1965, diseñó una pieza en cuyo anverso se lee la inscripción “Banco de México, S. A.”, con los años de 1925 y de 1965 arriba y abajo, respectivamente. La parte exterior del anillo está decorada con gráfilas. En el reverso aparece un escudo dividido en dos partes decoradas con imágenes prehispánicas; a la izquierda, dos personas vestidas de manta conversan con el águila parada sobre el nopal en el fondo; a la derecha aparece un personaje sentado, ataviado con un penacho y con motivos aztecas del lado izquierdo. El conjunto está enmarcado por ramas de roble y de laurel. La medalla por el 50 aniversario del Banco repite el diseño del reverso, mientras que en el anverso aparece la fachada del edificio principal de la institución con la leyenda: “Banco de México, S. A. 50 aniversario”. En 1984 se emitió una medalla conmemorativa del Instituto Nacional de Protección a la Infancia (INPI), entidad federal que antecedió al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). En el anverso aparece el mapa de la República Mexicana con las iniciales “INPI” encima y el año “1984” debajo. En el reverso se muestra un diseño en el que aparece una joven madre con su bebé y una antorcha entre las manos. La medalla correspondiente al sexagésimo aniversario del Banco tiene un bello anverso en el que se retoma el diseño del gorro frigio radiante con la palabra “Libertad” inscrita en él, que fue empleado durante el siglo XIX y principios del XX en las monedas de México. Debajo del gorro se lee la inscripción: “60 años. Banco de México”, enmarcada por ramas de roble y laurel. En el reverso se retoma la imagen de la fachada del edificio principal del Banco, acompañada de la marca de ceca y de las fechas “1925 1985”. Finalmente, en 1995 fue emitida la medalla por el 70 aniversario del Banco. En su anverso aparece el logotipo de la institución descentrado hacia la parte baja, con las fechas “1925 1995” debajo. Un motivo de figuras en abanico enmarca el logotipo. En el reverso se muestra de nueva cuenta la fachada antes referida con la inscripción “Banco de México” debajo. En el contexto de los festejos por el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, se crearon un par de medallas trimetálicas, es decir, acuñadas empleando tres metales distintos: latón para el núcleo; cuproníquel para el anillo central y cobre para el anillo exterior. La pieza alusiva a la Revolución tiene en el anverso la imagen de una soldadera sosteniendo una carabina, con cuatro hombres a caballo al fondo y, más atrás, la silueta de un ferrocarril; en el anillo central aparecen en círculo casi completo unas vías de tren enmarcando los años “1910-2010”; en el anillo exterior se leen las inscripciones “Revolución Mexicana” y “Sufragio Efectivo No Reelección”. En el núcleo del reverso se observan una mano que sostiene una carabina y una mazorca de maíz debajo, en referencia a las luchas agrarias que dieron impulso a la Revolución; en el anillo central se lee el lema “Tierra y Libertad” en la parte superior y, en la parte inferior, se ve un grupo de campesinos en labores del campo; en el anillo exterior se lee “Revolución Mexicana” y “Centenario, ambas leyendas separadas por sendas figuras de hombres a caballo. La medalla trimetálica del bicentenario del inicio de la lucha por la Independencia tiene en el núcleo del anverso al cura Hidalgo sosteniendo el estandarte de la Virgen en la mano derecha, con la campana de Dolores a su izquierda; debajo, aparecen varios hombres preparándose para la batalla. En el anillo central se lee “Don Miguel Hidalgo y Costilla” y “1810-2010”; en el anillo exterior se lee en la parte superior “Independencia de México”, mientras que en la parte inferior con letra manuscrita dentro de un listón se lee “Bicentenario”. En el núcleo del reverso se ve la campana de Dolores con un sol resplandeciente detrás; en el anillo central se lee “Campana de Dolores Hidalgo” y se ven cinco siluetas de personas armadas; finalmente, en el anillo exterior se lee la inscripción “Doscientos años de Libertad” y el lema de Vicente Guerrero “La patria es primero”. También la Casa de Moneda de México tiene a la venta medallas de diversos tipos. Desde el punto de vista numismático, hay tres que son particularmente interesantes. En primer lugar, están las medallas que son réplicas de piezas de la historia numismática de México, por ejemplo, la medalla que reproduce la moneda columnaria de Felipe V y la que reproduce el peso de plata acuñado durante el imperio de Maximiliano. Existen también dos curiosas medallas con forma rectangular que son reproducciones en metal de tres billetes impresos por la American Bank Note Company para el Banco de México y que circularon entre 1925 y 1972. Se trata del billete de un peso en cuyo anverso se ve la piedra de sol azteca, del billete de cinco pesos conocido como “La Gitana” y del billete de diez pesos conocido como “La Tehuana”. En el reverso de los dos primeros aparece la columna de la Independencia, mientras que en el tercero se muestra una vista panorámica de la ciudad de Guanajuato en 1828. En segundo lugar, se encuentran las medallas que hacen referencia a símbolos relevantes de la cultura mexicana. Por ejemplo, la medalla de un kilo de plata pura cuyo diseño reproduce sendas pinturas de Frida Kahlo y Diego Rivera y que fue acuñada en conmemoración del natalicio de la pintora. En el anverso aparece un detalle de la pintura llamada “Las dos Fridas”; en la parte superior se lee el nombre del cuadro junto con el año en que fue pintado (1939); en la parte inferior se lee “Frida Kahlo 1907-2007”. En el reverso se ve un detalle de la pintura de Rivera titulada “Desnudo con Alcatraces”; en la parte superior se lee el nombre del cuadro, del pintor y la fecha (1944); en la parte inferior se lee el contenido de plata de la pieza (dos onzas de plata pura). Otra medalla interesante relacionada con símbolos culturales es la que tiene en su anverso una representación de la Sagrada Familia, con los tres Reyes Magos y la estrella de Belén en el fondo, y en cuyo reverso se ve la escena de unos niños rompiendo una tradicional piñata mexicana. La peculiaridad de esta medalla es que las figuras del reverso están coloreadas, característica muy poco usual en las piezas numismáticas. En tercer lugar se pueden mencionar las medallas conmemorativas de la fundación de la Casa de Moneda. Por ejemplo, la pieza de su 445 aniversario celebrado en 1980, muestra en su anverso una reproducción de la moneda llamada de “Carlos y Juana” con la incrustación en la parte inferior derecha de un peso de 1980 con la efigie de Morelos. En el reverso aparecen en la parte central distintas variantes de la marca de ceca de México; en el perímetro dos serpientes enmarcan la inscripción “Casa de Moneda de México 1535 1980. 445 aniversario”. La medalla por el 460 aniversario tiene en el anverso la reproducción de una moneda de un nuevo peso, con una incrustación abajo a la derecha de una pieza de Carlos y Juana. En el reverso se muestra una escena que ilustra las distintas partes del proceso de acuñación; en la parte superior se lee la inscripción “1535 Prima Numisma Americae 1995” (“Primera Casa de Moneda de América”) y en la parte inferior “Casa de Moneda de México”. Por lo que toca a las medallas diseñadas por instituciones no gubernamentales, cabe resaltar las que encargó la Sociedad Numismática de México a la Casa de Moneda de México en conmemoración de sus aniversarios y otros eventos relevantes. Por ejemplo, en 1972 se emitió una interesante medalla para conmemorar el vigésimo aniversario de la sociedad y también la celebración de la primera convención nacional de numismática. En el anverso de la misma aparece un mapa de la República Mexicana en el que se ven las distintas marcas de ceca empleadas por las casas de moneda regionales cuando existían y, desde luego, por la de la ciudad de México; debajo del mapa se observa un nopal. En la parte superior se lee “Sociedad Numismática de México. XX Aniversario”; a cada lado del mapa se ven los años “1952” y “1972”. El reverso del campo está ocupado en su totalidad por la inscripción: “1ª Convención Nacional de Numismática. México 1972 16- 18 Octubre”. Otro ejemplo de una bella medalla de dicha sociedad es la que conmemora el cincuentenario de su fundación en 2002. En su anverso aparece en el centro del campo el número “50”, pero la peculiaridad es que el cero representa al mismo tiempo el escudo de la institución, el cual es en sí mismo un resumen de la historia numismática de México. El escudo está dividido en tres cuarteles o secciones: en el cuartel superior izquierdo se ve una reproducción de las columnas de Hércules, las cuales aparecían en el reverso de las primeras monedas acuñadas en la Nueva España, llamadas de “Carlos y Juana” (en referencia al rey Carlos I y a su madre, Juana la Loca); debajo aparece el año “1536”, cuando fue acuñada la primera moneda en México. En el cuartel superior derecho se muestran diversos motivos que decoraban las piezas de dos reales de tipo SUD acuñadas por órdenes de Morelos durante la guerra de Independencia; debajo se ve el año “1810”, cuando comenzó esa gesta. Por último, en el cuartel inferior aparece el gorro frigio radiante con la palabra “Libertad” inscrita en él, símbolo empleado en las monedas del periodo republicano durante el siglo XIX y principios del XX en México; debajo aparece el año “1823”, el primero de la república después de la caída de Iturbide. Complementan el diseño del anverso las leyendas “Sociedad Numismática de México, A.C.” en la parte superior, y “Quincuagésimo aniversario” en la inferior. Se ven también las fechas “1952 – 2002”. En el reverso aparece el calendario azteca acompañado del nombre de la Sociedad y la marca de ceca de México. Finalmente, vale la pena mencionar la medalla diseñada por la Universidad Nacional Autónoma de México para conmemorar un acontecimiento “cósmico”: el eclipse total de sol ocurrido el 11 de julio de 1991 y que pudo observarse en México. En el anverso se aprecia una representación estilizada del fenómeno: aparece la luna en primer plano con las llamas del sol asomando por detrás de ella. En el reverso aparece el escudo de la Universidad de lado derecho, con la fecha “Julio 11 MCMXCI” de lado izquierdo. Debajo se ve un mapa de la República Mexicana atravesado por un haz de luz. Medallas conmemorativas en oro Medallas conmemorativas de la Sociedad Numismática Mexicana Medallas de la Casa de Moneda de México Maldonado, Carlos Pérez: Medallas de México. Conmemorativas, México, Impresora Monterrey, 1945. Du cacao au nuevo peso: La numismatique mexicaine, México, Banco de México-Banque Nationale de Belgique, 1993. Grove, Frank W.: Medals of Mexico (3 vols.). S/L, Prune Tree Graphics, 1974. Rodríguez Moya, Inmaculada: El retrato en México, 1781-1867: héroes, ciudadanos y emperadores para una nueva nación, Sevilla, Universidad de Sevilla, 2006. Bátiz Vázquez, José Antonio: Historia del papel moneda en México, México, Fomento Cultural Banamex, 1984. Bátiz Vázquez, José Antonio y José Enrique Covarrubias (coord.): La moneda en México, 1750-1920. México, Instituto Mora-El Colegio de México, 1998. Medina, José Toribio: Medallas de proclamaciones y juras de los reyes de España en América, Boston, Massachusetts, Quaterman Publications, 1973. 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