Los billetes mexicanos se fabrican en la Fábrica de Billetes de Banco de México. El Banco también ordena la acuñación de las monedas mexicanas a la Casa de Moneda de México y pone a ambos en circulación por todo el territorio nacional. La Casa de Moneda de México es una institución del Gobierno Federal que depende de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Para iniciar el proceso de fabricación, se debe conocer con anticipación la cantidad de billetes y monedas. Para ello, el Banco de México toma en cuenta las denominaciones que se requieren en todo el país, la cantidad de billetes y monedas que el público prefiere usar en lugar de otros medios de pago (cheques, tarjetas de débito, etc.), los costos de fabricación, y la cantidad de billetes que deben ser reemplazados. En el caso de las monedas, también resulta importante considerar el costo de los metales que se utilizan. La información sobre la cantidad de billetes y monedas que se pondrán a circular cada año, se da a conocer oportunamente tanto a la Fábrica de Billetes del Banco de México como a la Casa de Moneda de México para que programen sus actividades. Banco de México distribuye los billetes y monedas a lo largo del país a través de oficinas propias y de algunos bancos comerciales. De igual forma, el retiro de los billetes y monedas de la circulación se realiza bajo el mismo esquema. Con dicho retiro, se cierra su ciclo de vida. Índice
Cada vez que utilizamos un billete, depositamos nuestra confianza en él. Suponemos que nuestro billete es auténtico, que vale lo que indica y que será aceptado sin problemas. Para mantener esa confianza, Banco de México debe dificultar que los billetes puedan ser falsificados. En la fabricación de cualquier billete, se requieren equipos, materiales y técnicas sofisticados que no se encuentran usualmente en imprentas comerciales. Además, sólo es posible producir billetes por especialistas y sólo es conveniente hacerlo en forma industrial. Los elementos de seguridad son las características de un billete que dificultan su falsificación. A continuación se explican las diferentes etapas en el ciclo de vida de un billete: diseño, fabricación, distribución por todo el país, retorno a Banco de México y destrucción.
El diseño de un billete inicia con la selección de su tema principal. Personal especializado realiza una profunda investigación acerca de imágenes, obras de arte, vida y obra de personajes notables, monumentos, sitios geográficos, entre otros. Esta investigación incluye la revisión de documentos históricos, la consulta de la bibliografía relevante, la visita a zonas arqueológicas y museos, así como la asesoría de especialistas. A partir de esta investigación, se eligen las imágenes y elementos del futuro billete. Se desarrollan varias propuestas gráficas que consideran la protección contra falsificaciones y la facilidad para identificar el valor y manipular el nuevo billete. Las distintas propuestas de diseño se presentan a la Junta de Gobierno de Banco de México para que apruebe el definitivo.
Una vez aprobado el diseño, se eligen las materias primas. Actualmente, las materias primas que se utilizan son el sustrato, que es el material en el que se hacen los billetes, y las tintas de seguridad. El sustrato puede ser de papel de algodón o polímero. Este último, es un tipo de plástico denominado polipropileno con orientación biaxial o BOPP, por sus siglas en inglés. El sustrato debe cumplir con ciertas características de seguridad determinadas por el Banco de México, como por ejemplo, la marca de agua, los hilos de seguridad, las fibrillas y la ventana transparente. También el sustrato debe superar varias pruebas de control de calidad como la de doble doblez, que consiste en determinar su resistencia observando y contando el número de veces que soporta antes de romperse, cuando se dobla varias veces sobre el mismo lugar. Para pasar esta prueba, el papel de algodón debe resistir alrededor de 2,500 dobles dobleces, y el polímero, diez mil. A manera de ilustración, el papel bond común sólo resiste aproximadamente veinte. Las tintas incluyen elementos de seguridad como magnetismo, fluorescencia y cambio de color. Las tintas son especialmente elaboradas para obtener la más alta calidad de impresión y resistencia. Al igual que sucede con el sustrato, las tintas también deben superar varias pruebas de control de calidad como las de tiempo de secado, viscosidad y resistencia al frote. Con esta última prueba, se busca comprobar que las tintas no se desprendan fácilmente. Para verificar la calidad tanto del sustrato como de las tintas, se usa la prueba de resistencia a solventes comunes.
El proceso de impresión consta de cuatro etapas: impresión de los fondos, impresión de los grabados, la numeración del billete y su recubrimiento. Cada una de ellas cuenta con un estricto control de calidad para asegurar una correcta impresión de los billetes.
Para la impresión de los fondos es necesario contar con los diseños por computadora de los billetes. Estos diseños se transfieren a unas láminas que se montan en una máquina offset para imprimir simultáneamente tanto el anverso como el reverso de la hoja de sustrato. De esa forma, se obtiene el elemento de seguridad llamado registro perfecto. Este elemento de seguridad consiste en figuras impresas en ambos lados del billete y que, vistas a trasluz, forman una imagen completa.
A la impresión de los grabados también se le llama impresión con relieve. La característica más notoria de este tipo de impresión es que la tinta queda en la superficie del sustrato y se puede sentir su relieve con la yema de los dedos. Para la impresión de los grabados, primeramente se dibujan y trazan las imágenes (retrato, viñeta, numerales, textos, etc.), con la ayuda de programas especializados de computadora. Las imágenes se imprimen en una película transparente y después, por medios fotográficos y químicos, se pasan a una placa metálica, donde quedan grabadas en bajo relieve con las profundidades, volúmenes, texturas y sombras necesarias. La placa original se determina una vez que ésta se detalla con la ayuda del microscopio y buriles para cortar metal. A partir de la placa original, se obtienen mediante medios galvánicos (electricidad producida por una reacción química), las planchas que contienen varias imágenes iguales a las de la placa original, normalmente 50 o 60. Las planchas se montan en la máquina para grabados con el propósito de imprimir los diseños grabados, aplicando grandes toneladas de presión sobre el sustrato. Una vez hecha la impresión, la tinta de las imágenes es lo suficientemente gruesa para poder identificarla con la yema de los dedos, principalmente en las áreas más obscuras.
Cada billete tiene impreso un número o folio distinto con el fin de que sea único. La impresión de los folios se realiza con una máquina tipográfica que imprime números distintos a cada billete por medio de una foliadora. A través de una computadora, se verifica que cada billete tenga un número distinto.
El último proceso de impresión, el recubrimiento, sólo se aplica en los billetes de polímero. Por medio de una máquina se aplica un barniz transparente para aumentar la durabilidad de este tipo de billetes.
A partir de cada hoja impresa se obtienen de cincuenta a sesenta billetes. Éstos se colocan en máquinas examinadoras que pueden revisar hasta cuarenta billetes por segundo. Esta revisión se hace billete por billete. Se verifica digitalmente la calidad de la imagen y todos los elementos de seguridad. Así se garantiza que ningún billete circule con defectos. Los billetes que no cumplan con alguna de estas características se destruyen. Los billetes sin defectos se agrupan de cien en cien y se les coloca una banda de papel. Este empaque se conoce con el nombre de fajilla. Las fajillas se agrupan para formar un mazo de mil piezas o diez fajillas. Al mazo se le coloca un código de barras para su rastreo e identificación. Posteriormente, cinco de esos mazos son flejados para formar un paquete. Cada paquete se identifica con un código de barras. Se arman bolsas con 5 o 6 paquetes; es decir, con 25 mil o 30 mil billetes. Finalmente, se colocan diez bolsas para formar un contenedor con 250 mil o 300 mil billetes. Estos contenedores también tienen un código de barras que contiene información sobre la denominación, la serie de folios, los trabajadores que intervinieron en su armado, entre otros datos. La Fábrica de Billetes entrega estos contenedores a la Caja Principal del Banco de México. Esta entidad es responsable de distribuir los billetes por todo el país.
Sería muy costoso para el Banco de México, y por ende para el país, atender todos los depósitos y retiros de billetes de los bancos comerciales. Esto, debido al gran tamaño del país y al elevado número de ciudades. También lo sería para los bancos, debido a que tendrían que acudir a la Caja Principal de Banco de México en la Ciudad de México para retirar billetes y luego distribuirlos entre las ciudades del país. La Oficina Central envía billetes por vía terrestre o aérea tanto a las corresponsalías como a las sucursales del Banco de México. A su vez, cada una de las sucursales envía billetes a las corresponsalías que administra. De este modo, los bancos comerciales pueden acudir a una sucursal del Banco de México o a una de sus corresponsalías para retirar billetes. Posteriormente, los bancos entregan o reciben los billetes del público a través de sus ventanillas y cajeros automáticos. Gracias a este esquema de distribución, se cubre en su totalidad el territorio nacional.
Una vez en circulación, los billetes tienen un desgaste continuo; su grado de deterioro también depende del clima, la humedad, la región o la denominación. Cuando los billetes regresan a los bancos ya sea a través de depósitos o pagos, éstos separan los billetes que presentan claras muestras de suciedad, desgaste o maltrato de los que pueden volver a circular. Para auxiliar a los bancos en esta tarea, Banco de México los capacita y les entrega un muestrario impreso de selección de billetes, que también se utiliza en el propio Banco Central. Los billetes deteriorados regresan a Banco de México en forma de depósitos, ya sea a través de la Oficina Central, las sucursales o las corresponsalías. Banco de México cuenta con equipos lecto-clasificadores para verificar y destruir billetes. Estos equipos comprueban la autenticidad de los billetes y destruyen los billetes deteriorados. Asimismo, estos equipos separan los billetes que no cumplen con los grados de maltrato aceptables para circulación, los billetes demasiado sucios y los de dudosa autenticidad. Aquellos billetes que hayan sido rechazados en las sucursales y que se requieran destruir, se inutilizan y se envían a la Oficina Central, en donde finalmente son destruidos.
La confianza que tenemos sobre las monedas mexicanas se explica, principalmente, por su autenticidad y aceptación como medio de pago Esta confianza se refuerza con la calidad con que la Casa de Moneda de México las fabrica. La Casa de Moneda de México fabrica o acuña tanto monedas de curso legal como de colección o inversión. Las monedas de curso legal son las que utilizamos en nuestra vida diaria para realizar pagos. Las monedas de colección están acuñadas en metales preciosos como el oro y la plata. También la Casa de Moneda acuña medallas para colección o inversión. El proceso de fabricación de las monedas de curso legal y de colección es bastante parecido. En los siguientes párrafos se explica el ciclo de vida de las monedas de curso legal.
El proceso de creación de una moneda inicia cuando Banco de México solicita a la Casa de Moneda de México la elaboración de un proyecto. Este proyecto especifica el tema central, la denominación, el diámetro y el metal a utilizar en la nueva moneda. La planeación, la investigación y el desarrollo del tema son realizados por diseñadores de la Casa de Moneda. Este trabajo consiste en consultar el archivo histórico de la Casa de Moneda y de distintas bibliotecas, visitar zonas arqueológicas y museos, y realizar entrevistas a expertos en el tema. En ocasiones, también es necesario tomar fotografías que sirvan de modelo para el nuevo diseño. La información e imágenes recabadas se analizan para luego seleccionar aquello que sirva para el diseño de la nueva moneda. El siguiente paso es desarrollar varias propuestas gráficas. Finalmente, las autoridades de Banco de México y de la Casa de Moneda de México seleccionan entre distintas propuestas, el diseño de la nueva moneda.
El proyecto de la nueva moneda se somete a la consideración del Ejecutivo Federal y del H. Congreso de la Unión. El Congreso autoriza su acuñación y, mediante un decreto, publica en el Diario Oficial de la Federación todas las características que deberá reunir la nueva moneda.
Tanto las monedas en metales preciosos como las de curso legal, se fabrican de forma muy similar. Sin embargo, las monedas de curso legal se producen con materiales mucho más baratos y en grandes cantidades en comparación con las monedas de colección. El proceso de fabricación de las monedas de curso legal se realiza en las siguientes etapas: modelado en plastilina, fabricación del punzón, troquel y cospel, acuñación y empaque.
2.2.3.1. Modelado en plastilina El diseño de la moneda se moldea en plastilina sobre un disco de acrílico para darle volumen. Este disco es diez veces más grande que el tamaño que tendrá la nueva moneda. Su gran tamaño tiene el fin de obtener una imagen muy detallada. La escultura en plastilina sirve para obtener un medallón con la imagen en positivo (es decir resaltada). Este medallón servirá para hacer la reducción del diseño al tamaño real de la nueva moneda.
2.2.3.2. Fabricación del punzón Con el medallón de la imagen resaltada, se realiza una reducción del diseño sobre un cilindro de metal, en bajo relieve y con las medidas reales de la nueva moneda. A este cilindro se le da el nombre de punzón primordial. Este punzón es revisado por un grabador, quien hace los retoques necesarios, afina detalles y corrige deformaciones e imperfecciones. El punzón retocado se somete a altas temperaturas para hacerlo más resistente y duradero, así, podrá soportar altas presiones en las siguientes etapas de acuñación. A continuación, se hace el grabado a mano de los textos. Las inscripciones que se graban comúnmente son: el año de acuñación, el valor nominativo o facial (denominación), la gráfila u orla que es el relieve más alto del grabado y se encuentra muy cerca o unida al borde por ambos lados de la moneda, y la ceca, que es el sello de la casa que acuña monedas. La ceca aparece generalmente en el reverso de las piezas y en el caso de la Casa de Moneda de México es . Posteriormente, se genera un molde de acero que contiene el grabado en hueco de la moneda. Un grabador ajusta la curvatura de dicho grabado y hace los últimos retoques y finalmente, el grabado lo vuelve a someter a altas temperaturas.
2.2.3.3. Producción del troquel Un troquel es la pieza metálica que imprime el diseño de la moneda sobre un disco de metal que se convertirá en moneda. A este disco se le conoce como cospel. Los troqueles se elaboran en una prensa hidráulica y se obtienen mediante el clavado del punzón sobre un cilindro de metal que produce la imagen del grabado en hueco (negativo). Cuando el troquel golpea el cospel, se obtiene la impresión en relieve (positivo) de la moneda. En cada paso del proceso de producción de troqueles se realizan mediciones e inspecciones visuales. Asimismo se verifica la resistencia del material, su forma, su acabado y el detalle del grabado para asegurar la calidad de la moneda.
2.2.3.4. Elaboración del cospel Los cospeles son piezas metálicas circulares en donde se estampa el grabado contenido en el troquel. Las láminas de metal se reciben en forma de rollos. Estas láminas se aplanan para poder iniciar el corte de los cospeles. Al realizar dicho corte, se pone atención en el rendimiento de la lámina así como en el diámetro y peso individual del cospel. Aquellos que no cumplen con la calidad, peso y forma adecuados son enviados de nuevo a la fundición para su laminado. Al cospel se le eliminan todas las rebabas y marcas de corte de su orilla. Además, se le forma un borde en el perímetro para formar el marco de la moneda. Los cospeles se hornean para reducir la dureza del material y facilitar el siguiente y último paso en el proceso de fabricación de la moneda, la acuñación. Finalmente, los cospeles se pulen para que su superficie quede limpia y brillante.
En esta etapa final, se imprime el diseño a presión sobre el cospel, por medio de una prensa hidráulica que impacta a los troqueles. Se coloca un troquel en la parte de arriba del cospel anverso (con el diseño de la cara principal que en nuestras monedas es el Escudo Nacional) y un troquel reverso por la parte de abajo (con el diseño de atrás de la moneda). Al finalizar esta etapa, el cospel se convierte en moneda. La prensa de acuñación puede producir miles de monedas en una hora. Las monedas se empacan en bolsas de lona de Banco de México. Este proceso se hace con ayuda de máquinas contadoras automáticas. Posteriormente, se coloca una etiqueta a cada bolsa que indica la denominación, el importe en pesos y un número único de identificación. Durante el proceso de conteo y embolsado, se realizan revisiones al azar para garantizar que las bolsas contengan la cantidad de dinero especificada. Finalmente, Banco de México recoge las bolsas.
Una vez que la moneda ha sido acuñada y debidamente empacada, está puede ser distribuida a todo el país. El punto de partida es la Casa de Moneda de México que se localiza en San Luis Potosí. Desde ahí se envían las monedas vía terrestre a la Oficina Central o a las sucursales de Banco de México.
A diferencia de los billetes, las monedas no suelen sustituirse por estar deterioradas. Prácticamente, éstas nunca regresan al banco central y cuando lo hacen, los mismos canales que utiliza Banco de México para distribuir moneda, se utilizan para su regreso; es decir que los bancos depositan la moneda en Banco de México ya sea en alguna sucursal o en la Oficina Central. Todas las monedas depositadas en sucursales se envían a la Oficina Central. Banco de México puede ordenar la destrucción de moneda en dos casos. El primero es cuando la moneda es desmonetizada por decreto; es decir, cuando por Ley se determina que deja de valer lo que indica su denominación. El otro caso es cuando ya no está en condiciones de circular debido a su desgaste. Las monedas que se retiran de circulación se venden al valor de los metales que las componen.
¿Cómo se fabrica una moneda de cuño corriente? Fabricación de billetes y acuñación de moneda
Banco de México: El billete mexicano, México, D. F.: Landucci editores, 1999. Banco de México: La Distribución de Moneda en México, México, D. F.: Chapa ediciones, 2004. Banco de México: La moneda mexicana, México, D. F.: Ediciones Horz&Chapa, 2001. Manuel Galán y Federico Rubli: “Presencia regional del Banco de México”, Territorio y economía, Sistema de información regional de México (SIREM), (21), 2008, 4-10. |